Ciudad

muecas.2JPGEl Ministerio de Cultura porteño inauguró el sábado 14 de julio, las primeras tres salas de exhibición permanente de la sede Casa Fernández Blanco, Hipólito Yrigoyen 1420, del Museo homónimo con “Había una vez…Muñecas y Juguetes (1870-1940), la colección de muñecas antiguas más importante del país donadas por Mabel y María Castellano Fotheringham.

Esta muestra, que está conformada por más de 400 piezas en la que se destacan muñecas, juguetes, miniaturas y objetos mecánicos, se suma a la amplia oferta de propuestas culturales para estas vacaciones de invierno y podrá visitarse de martes a domingos de 11 a 17 horas durante las vacaciones de invierno, y al terminar las mismas los sábados y domingos en el mismo horario. El valor de la entrada general es $1.

Presente en el lugar, el Ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, expresó: “Hay una sola palabra para sintetizar esto que vemos, esa palabra es amor, amor es lo que nos entregan las hermanas Mabel y María, y que refleja el amor de ellas a los chicos y a la vida”.

Sobre la Exhibición

Había una vez… es la tradicional frase mágica con la que nos preparamos para ingresar en el mundo fantástico de los cuentos infantiles, la clave del disfrute cuando somos niños, y la que nos habilita a volver a serlo mientras recorremos setenta años de la historia de uno de los objetos más antiguos y populares de la humanidad: las muñecas. Vistas entonces como simples juguetes, hoy son la representación más acabada de los cambios operados por una sociedad respecto de la concepción de lo femenino, los juegos, la educación, la moda, y las responsabilidades de las niñas. Pero son también exquisitas obras de arte, realizadas por maestros jugueteros que supieron expresar su infinita creatividad, sin importar que fueran en papel, en madera, en pasta, en porcelana o en trapo.

Sobre la Casa Fernández Blanco

Esta ecléctica mansión de estilo neorrenacentista fue la casa del coleccionista Don Isaac Fernández Blanco y la primera sede del Museo que lleva su nombre. Hoy es uno de los últimos testimonios del gran cambio urbanístico que experimentó la ciudad de Buenos Aires durante las dos últimas décadas del siglo XIX. En aquel cambio de siglo, vivir a metros de la Avenida de Mayo representaba estar a un paso de los mejores restaurantes y cafés, los teatros y cenáculos culturales, el moderno subterráneo (primero en Latinoamérica) y los grandes hoteles. Es en este escenario donde su dueño original comienza a abrir su casa en horarios especiales con el objeto de mostrar sus colecciones de instrumentos musicales y arte hispanoamericano. Finalmente, en septiembre de 1921, decide convertirla en el primer museo privado de Argentina y al año siguiente, tras su venta simbólica a la comuna de la ciudad, dona la totalidad de sus colecciones bajo la condición de que el museo llevase su nombre. En 1943 el Museo de Arte Hispanoamericano es trasladado a su actual sede del Palacio Noel y su acervo sigue incrementándose con nuevas incorporaciones, pero las colecciones de artes aplicadas decimonónicas quedan relegadas en los depósitos. En el último año del siglo XX la casa vuelve al ámbito del Ministerio de Cultura y se decide recuperarla como segunda sede del Museo Isaac Fernández Blanco. Con este ambicioso propósito los equipos de conservación y restauración del Museo junto a la Dirección General de Casco Histórico vienen realizando trabajos de restauración, puesta en valor y reconversión de este edificio. Una vez finalizada esta tarea el MIFB presentará su guión museográfico en dos sedes: El Palacio Noel, en Suipacha 1422, dedicado al mundo colonial y su representación artística; y la Casa Fernández Blanco, en Hipólito Irigoyen 1420, destinada a exhibir las colecciones de artes aplicadas de los siglos XIX y XX, correspondientes al período de formación de la Nación.

Reacondicionamiento y apertura de nuevas salas de exhibición

Como parte del programa de restauración de la Casa Fernández Blanco y su reconversión como segunda sede institucional se ha puesto en valor en esta última etapa el "salón Fumoire" y refaccionado tres salas del sector posterior y más antiguo del edificio, obras todas desarrolladas por el Museo con el apoyo de la Dirección General de Casco Histórico dependiente del Ministerio de Cultura, el patrocinio de la Asociación, distintas empresas privadas y una generosa ayuda económica de Mabel y María Castellano Fotheringham.

Salón Fumoire

Se puso en valor la carpintería, el frente de estufa y se aplicó en las paredes papel decorativo de la reconocida casa inglesa Sanderson, gracias a la gestión de su representante en Argentina, la firma Miranda Green. El salón conforma una introducción a las salas de muñecas y se exhibirán allí tarjetas postales antiguas alusivas a la temática, colección que también forma parte de la donación Castellano Fotheringham al Museo.

Salas "Había una vez..."

A continuación del Salón Fumoire y como parte de la construcción más antigua del inmueble, se encontraban tres habitaciones en muy mal estado de conservación (pisos y cielorasos de yeso derrumbados, mampostería en mal estado por acción de humedades ascendentes y vigas de madera deficitarias).

Las obras consistieron en la limpieza de escombros del sector, el saneamiento e impermeabilización del bajo piso, el reemplazo total de la estructura del piso y la colocación de una tarima para recibir una alfombra, la consolidación de paredes y la cobertura total de las mismas en placas de yeso, dejando una delgada cámara de aire entre las superficies que beneficiará el control de humedades. Se colocaron nuevas vigas metálicas transversales, conformando un sostén a las originales de madera, perjudicadas por el paso del tiempo, dando seguridad a los espacios y previendo nuevos usos de la planta superior. Se montaron nuevos cielorrasos suspendidos de placas de yeso que permitieron pase de conductos e instalaciones. Se rescató la cúpula de yeso existente y se recolocó el vitral que habia sido previamente restaurado.

El equipo de Montaje del MIFB restauró las carpinterías y los herrajes y el equipo de Luminotécnia procedió al cambio de la instalación eléctrica y lumínica que dotó a las salas con energía trifásica necesaria para la instalación de un sistema central de climatización, cuyo diseño fue donado por la empresa Tecnoingeniería.

A partir de esta labor de refacción y equipamiento, el área de museografía del MIFB montó un sistema de vitrinas perimetrales, terminadas con papel decorativo de la ya mencionada casa inglesa Sanderson, cuyo diseño brindará una escenografía muy especial a esta hermosa colección.

Las salas cuentan con sistemas de seguridad electrónica y de cámaras que optimizan su cuidado y protección.

Los colores elegidos para paredes, puertas y vitrinas fueron desarrollados por el laboratorio de color de la empresa auspiciante.

Prensa Ministerio de Cultura GCBA 4343 5356

 

 

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