Ciudad

Nos recibe muy contento, espera poder contar todo lo que sabe, lo que es el motor de su vida es este equipo de radioaficionado, que tres veces por día lo conecta con el mundo, "conozco todo el mundo" nos dice José Vicichi, mostrando como aval de sus palabras las tarjetas que le envían y le enviaron durante su transmisión desde los distintos países.

Esta norma es lo que asiste al radioaficionado legal, la primera vez que se comunican el receptor le envía por correo una tarjeta con su frecuencia y el número que lo habilita en el mundo, José las acaricia, las repasa y se sumerge en sus recuerdos, tantos años en contacto con distintas personas lo emocionan, sobre todo porque aclara que su actividad no es para beneficio propio, es un servicio a la comunidad, nos dice. Si hay un terremoto todo se corta, la radio todavía funciona, porque lo hace con 12 voltios o sea una batería de coche sirve para alimentar al equipo nos dice José, así podemos saber qué pasa transmitiendo los partes oficiales del lugar de la emergencia. Llevo tantos años de radio que hasta casi me olvido que soy radioaficionado, y nos muestra la documentación que lo habilitó desde el inicio para ser legal, requisito indispensable para comunicarse con los demás. Su inicio fue porque escuchó y le interesó, le tomó tanto interés que desde ese entonces nunca dejo de ser radioaficionado.
Así nos cuenta que el 22 de octubre de 1942 inició su actividad como utilizando la Frecuencia de Banda de 56Mhz, autorizada por la Secretaría de Comunicaciones de la República Argentina. Luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, la misma fue cambiada a 50 Mhz , cuando también se autorizó a los radioaficionados a utilizar las Frecuencias DHF, que permite que se comuniquen con el mundo en su totalidad hasta nuestros días.
En mi caso particular, nos cuenta José me concedieron una Categoría Especial para utilizar todas las frecuencias autorizadas y desde ese momento continué haciéndolo hasta que el 8 de Junio de 1999 el Club Argentino de Radioaficionados me otorgó una medalla y un diploma por haber operado la Licencia LU5AW en forma continua por más de 50 años.
Su desarrollo se remonta a muchos años atrás cuando interesado por la comunicación con este sistema, ingresó al Buenos Aires Radio Club, donde primero estudió y luego fue profesor. También soy miembro, desde hace más de 30 años, de la Red de Radioaficionados de la Marina, actividad que continúo cumpliendo diariamente con la Estación de Cabecera de la Armada, nos dice.
Nos relata su acompañamiento a un aficionado a la navegación que se interesó en hacer en el Yate Pecuo su viaje de ida y vuelta desde Buenos Aires hacia la Antártida, y le fue de apoyo en la navegación una proeza que lo hace sonreír, recordando más allá de lo que cuenta, el entusiasmo que le generó ser de la partida.
Ahora a los 94 años continúa siendo un Radioaficionado de la Armada, en permanente comunicación diaria en horarios previamente establecidos, con incontables comunicaciones nacionales e internacionales desde sus comienzos 74 años atrás.
Allí en un gran mueble tiene su radio, y sus ojos brillan en los momentos que relata las tantas comunicaciones y sus logros, como también cuando se dirige a su hija Mónica, que está muy atenta a sus necesidades, un señor Record Guinnes.

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