EX CORDE
Señor.
protege el desasosiego
de este hombre, mira que el fuego
en sus entrañas no cese,
y bendice la penumbra
en que su faz resplandece
frente al abismo que alumbra
la luz de su ordenador.
El es como tú, Señor,
competente y sigiloso
en su infinita faena,
e igual que tu va esparciendo
caminos sobre la arena.
No dejes de devolverle,
si algún día la extravía,
la inquietud de que se vive,
y que de ti nunca espere
la quietud de que se muere.
(Y por mas prisa que tengas,
no olvides cada mañana
asomarte a su ventana)
Esto te pido, Señor,
para este poeta amigo
que me sigue a todas partes
y que a todas partes sigo.
Manuel Díaz Martinez